Aquí estabamos esperando que llegaran, como si su sola presencia ya fuera un permiso a mi bebé para nacer, (cosa que no ocurre por el momento), para mi en estos momentos era importante la presencia de mi madre por que de esa manera se cierra el círculo (abuela-hija-nieta) y también por esa sensación de sanar heridas familiares que sólo pueden hacer los acontecimientos vitales, como por ejemplo un parto. Estuvo aquí hace tres semanas, pero volvimos a sacar un billete más cercano a la FPP, la lejanía hace todo más complicado, su edad, el hecho de tener que coger un avión, siempre se trae a mi hermana pequeña que tiene síndrome de Down, también deja atrás a mi padre que tiene problemillas de salud, así que estoy inmensamente agradecida por su presencia, sé que me puede ayudar con el parto, además de que me alegra su compañía y valoro muchisimo el sacrificio que ha hecho. Pero además estoy gratamente sorprendida de la conducta de mi hija, en la visita anterior estaba muy contenta de tener a su tía como jarrillo de mano y para que le hiciera el gusto en todo jeje, pero se mostraba un poco arisca con la abuela, en esta visita como se nota que se han visto hace poco, está muy pendiente de la abuela, disfrutándola mucho, compartiendo ratos con ellas, a mi se me cae la baba, primero por que sé lo amorosa que es mi madre y la dedicación que siempre ha tenido por nosotros y por otra parte por que yo no tuve esa oportunidad y bueno, creo que es un cariño totalemente diferente, ojala se repitan muchos ratos como este aquí o allí.
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